Ecos Festival | Flutes & Frets clausura el ECOS Festival en un diálogo musical con los sonidos de la naturaleza
El Festival presentó su nuevo formato de cara a la octava edición, en una gala especial que permitió introducirse en el contexto de la música antigua, crear sinergias y deleitarse con los tesoros gastronómicos del Territorio Sierra Espuña.
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Flutes & Frets clausura el ECOS Festival en un diálogo musical con los sonidos de la naturaleza

 

  • El Festival presentó su nuevo formato de cara a la octava edición, en una gala especial que permitió introducirse en el contexto de la música antigua, crear sinergias y deleitarse con los tesoros gastronómicos del Territorio Sierra Espuña.

 

Después de tres semanas haciendo que el Territorio Sierra Espuña se llene de sonidos y música, el ECOS Festival clausuró ayer su séptima edición en el mágico entorno del Estrecho de la Arboleja de Aledo. El ensemble británico Flutes & Frets, con un repertorio que fue desde el renacimiento, el barroco y el clasicismo, fue el encargado de amenizar, por segunda noche consecutiva, el cierre de un evento que pone rumbo a su octava edición.

 

La Gala de Clausura fue toda una declaración de intenciones para este festival joven pero que “ya está consolidado, que ha echado raíces y está floreciendo con nuevas maneras de dar visibilidad al Territorio, para que muestre todo lo que puede ofrecer”, tal y como destacó su  director, Jorge Losana. En compañía de autoridades, medios de comunicación, representantes de instituciones académicas como la UMU y representantes regionales como Manuel Cebrián, director del ICA, el Festival exhibió un nuevo formato que va más allá en la experiencia inmersiva para introducir a los espectadores en el contexto de la música antigua, crear sinergias y deleitarse con los tesoros gastronómicos del Territorio Sierra Espuña. Así, se pudo disfrutar de los vinos de Bodegas Familiares Juan Gil, acompañados de jamón de ElPozo, y una degustación de una selección de sabores de la zona, cortesía de Coato, todos ellos patrocinadores del evento. 

 

 

Además, destaca la aportación de Autocares Espuña, que ha estado desplazando a los artistas europeos durante su estancia en el Territorio para facilitar una movilidad sostenible, y Aledo Rural, siendo el hogar de estos músicos en esta última semana.  

 

“Queremos que sea una experiencia de divulgación, gastronomía y naturaleza, y que en cada concierto el público pueda disfrutar, compartir la música y hablar antes y después de los conciertos con un ágape, para que la experiencia sea completa”, matiza Losana. La propuesta incluye el acompañamiento en el propio concierto, acercando en un diálogo con los ensembles procedentes de toda Europa a los instrumentos y su historia, así como el origen de las piezas, porque “el objetivo de la música es compartir y crear empatía”, indicó el director, matizando su capacidad para aunar sensaciones, fragancias, música y sitios llenos de encanto. 

 

 

“Este festival aglutina patrimonio natural e inmaterial y gastronomía. La gente que se desplaza hasta estos municipios estas fechas degusta la gastronomía de la zona, y eso es un ‘plus’ y una simbiosis perfecta para los locales hosteleros”, indicó Javier Andreo, alcalde de Aledo.

 

“Lo bonito de este festival es su carácter singular, esa alianza de paisajes, cultura y turismo, y hay que intentar que no pierda esa autenticidad que la ha originado, porque ahí está la esencia que nos permite disfrutar de la cultura de un modo diferente”, afirmó el director del ICA, Manuel Cebrián. Un festival que, además, pone como ejemplo “de buenas prácticas” para “replicar en otras partes de la Región para dinamizar aspectos de su cultura a través de festivales”. 

 

Intercambio de visiones entre pájaros y seres humanos 

 

Flutes & Frets, compuesto por Beth Stone (flautas históricas) y Daniel Murphy (laúd, tiorba y guitarra), pisaron por primera vez España ayer con su programa ‘Volando en las alas del sonido”, un repertorio que evocó el sonido de los pájaros y la naturaleza.  

“Es la localización perfecta para tener este concierto”, afirmaba Beth al inicio del concierto en el Estrecho de la Arboleja, adelantando la capacidad de la flauta para representar el canto de los pájaros en la historia de la música. Estos “apasionados de la naturaleza” buscaron poner en valor la importancia de estos entornos para los compositores, como el lugar desde donde emana su música, para que la gente reflexione sobre el papel de la naturaleza en sus vidas en un contexto de cambio climático. 

 

 

Empezaron por música inglesa del Renacimiento, con una pieza anónima que data del 1262, ‘Sumer Is Icumen In’, acabando un primer bloque del concierto con ‘El cisne plateado’, en la traducción del título al español de la obra de Orlando Gibbons (1583-1625). Con ‘Les chants des oiseaux’ de Clement janequin (1485-1558), el canto de los pájaros sonó a dulzura, adquiriendo incluso matices más nostálgicos, pero envuelto en melodías que fueron creando magia pieza por pieza. Beth cambiaba de flauta renacentista a la barroca o la clásica; Daniel mostraba su destreza con el laúd, la tiorba o una guitarra con más de 200 años de antigüedad.

 

Su autenticidad se potenció con ‘Pourquoy Doux Rossignol’ de Jean-Baptiste Drouard de Bousset (1662-1725), o con ‘Le coucou’ de Louis-Claude Daquin (1694-1772), y una sonata representativa de Heinrich Biber (1644-1705), una pieza escrita para violín que plasma el sonido de pájaros como el ruiseñor, el cuervo, el cuco y otros animales como ranas, gallos o gatos. Así, pasaron de la música de palacios ingleses del Renacimiento a la corte francesa, hasta el momento en que el Romanticismo acercó a la sociedad a la ópera y la música clásica. 

 

Ofrecieron una doble perspectiva en la conexión del ser humano y los pájaros: dos piezas creadas de forma independiente pero que Flutes & Frets unió para mostrar, por un lado, la perspectiva de estas aves, que se ven libres volando frente a las personas “que están ahí abajo deprimidas”, y, por otro, la perspectiva del hombre “desde una vida triste que observa cómo los pájaros son libres en el cielo”. Tras estos Die Vögel – The Birds y Die Krähe – The Crow de Gioachino Rossini (1792-1868), el ensemble sorprendió con una versión de Blackbird de The Beatles, que sonó a música antigua. 

 

“Nos hemos sentido bienvenidos aquí”, indicaban Beth y Daniel, cuya conexión con el ECOS Festival de Sierra Espuña le viene de Londres, donde “se habla mucho del Festival”, lo que motivó que otros músicos les recomendaran formar parte del evento. Su primera experiencia en nuestro país siempre llevará unido el nombre del Territorio Sierra Espuña y del ECOS Festival. 

 

ECOS Festival de Sierra Espuña es un proyecto organizado por la Mancomunidad de Servicios Turísticos de Sierra Espuña, la Universidad de Murcia y Early Music Project, y subvencionado por el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, el Ministerio de Cultura y Deporte, el Gobierno de la Región de Murcia a través de su Instituto de las Industrias Culturales y de las Artes y su Instituto de Turismo de la Región de Murcia, y los Ayuntamientos del Territorio Sierra Espuña (Pliego, Alhama de Murcia, Totana, Aledo, Mula y Librilla). Cuenta con el patrocinio de Iberchem, El Pozo, Coato, Bodegas Juan Gil y Autocares Sierra Espuña. También forma parte de la marca Festivales de la Región de Murcia.

 

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